Por Jorge Luis Scherer
Cuando los dioses duermen, hay quienes sienten que son los momentos oportunos para tejer mitos. El diseñador de alta costura Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis), es de los que creen que el mito se teje, y en cada día de su vida despliega los hilos y va convirtiendo su arte y a su extraña personalidad en un tejido que crece como una enredadera, sin límites. Este hombre dominado por las obsesiones, es un talento en soledad, y si bien lo calla, todo indica que lo sufre. Sin embargo, un día, el destino lo puso frente a una joven y hermosa mujer que le hará ver lo que alguna vez dijo Hemingway: “Un hombre solo no tiene oportunidad”.
Esta última película que escribió y dirigió Paul Thomas Anderson, tiene la extraña cualidad de ser distante y a la vez fascinante, y esto último no es por el glamur que brindan los palacetes y el andar perfumado de las damas de la nobleza o las adineradas de Londres en los años 50. Paul Thomas Anderson, se ha convertido en un relojero de precisión, en esta película trabaja sobre el detalle, como si se estuviese armando una prenda con mil agujas. El personaje de Reynolds, un hombre de genio, pero, como muchos de ellos, misántropo y repleto de manías irracionales, requiere de este trabajo artesanal de un director, que entre varias calidades, volvió a recurrir a un músico de excelencia como Jonny Greenwood, para que con delicadas composiciones para piano contribuya en marcar la cadencia esencial para el ritmo del filme. El compositor e integrante de la banda Radiohead, y uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, realiza su quinto excelente trabajo para una película de Anderson.
Phantom Thread
“El hilo fantasma” 2017, no fue la preferida en los premios Oscar, aunque competía con seis nominaciones, en rubros tan importantes como película, director, actor principal, actriz de reparto y banda sonora. Ganó uno, el de Diseño de Vestuario, a cargo de Mark Bridges, quien poco antes había ganado el BAFTA en este rubro. Para Daniel Day-Lewis, que meses atrás había anunciado su retiro del cine, ésta, de ser cumplida su promesa, fue su última oportunidad para obtener un cuarto Oscar, hecho que lo ratificaría en los records guinness, aunque con los tres premios obtenidos sigue encabezando la lista de los actores que más veces lo obtuvieron (lo había ganado por primera vez con “Mi pie izquierdo”(1989), luego por “Petróleo Sangriento”(2007), otra gran película dirigida por Paul Thomas Anderson, y el último Oscar por su interpretación de Abraham Lincoln en el film de Spielberg, “Lincoln” (2012). Es muy posible que Daniel Day-Lewis, de alejarse del cine, se incliné más por su otra pasión: el teatro. No olvidemos que ha interpretado personajes que van desde Hamlet al conde Drácula, y que ha pisado las tablas de la Royal Shakespeare Company, el Old Vic y la Royal National Theatre. O tal vez lo atrape la literatura, en su sangre corre el linaje del célebre Oliver Goldsmith, y su padre fue el laureado poeta irlandés Cecil Day-Lewis, también muy conocido por su seudónimo de Nicholas Blake, cuando escribía novelas policiales, entre ellas, la famosa “La bestia debe morir”.
La notable actriz británica, Lesley Manville, una de las preferidas de Mike Leigh, (imposible olvidar su extraordinaria actuación en “Another Year” ) fue la nominada al Oscar como actriz de reparto por su papel de Cyril Woodcock. Cyril, es la que conoce cada paso y los secretos de su hermano Reynolds, es una especie de ama de llaves impenetrable, como la señora Danvers en “Rebeca” de Hitchcock. Mujer de pocas palabras, camina entre silencios, crea misterios a su alrededor, pero es el sostén de su hermano. Pero un día, aparece Alma Elson (Vicky Krieps) en la vida de los hermanos Woodcock. Es muy joven, bonita, tiene una sonrisa que no duerme, y rechaza esos aires de muerte silenciosa que hay en la mansión del famoso artista de la alta costura. Ella proviene de otra condición social, Reynolds la conoce siendo camarera en un restaurante. Los hermanos Woodcock saben que Alma no pertenece a esa casa, pero ella trata de cumplir con el consejo de Reynolds: “Hagas lo que hagas hazlo con cuidado”. Y así será. Él le cuenta sus más íntimos secretos, muchos de ellos escondidos en los forros de los vestidos o los abrigos, en una de sus ropas guarda un mechón de cabellos de su madre muerta, o el nombre de ella en los pliegues de su camisa , cerca del corazón. Y Alma, con cuidado, va transformando la personalidad de su hombre, lo tiene en sus manos. Alma teje sin agujas y está complacida: “Reynolds ha vuelto realidad mis sueños y yo le he dado lo que más deseaba a cambio, cada pedazo de mí”.
Artículo de Jorge Luis Scherer-periodista,profesor de literatura y cine- para Ultracine.