Varias películas seguramente nominadas a los Oscars con performances relevantes de intérpretes femeninas.
La 42°edición del Festival Internacional de Toronto, que tuvo lugar entre el 7 al 17 de setiembre último, resultó un evento cinematográfico mayor. De los 250 largometrajes presentados, más de la mitad (alrededor de 140) tuvieron su premier mundial y muchas de esas producciones competirán sin duda por los Oscars.
TIFF no es una muestra básicamente competitiva, lo que la diferencia netamente de Berlin, Cannes o Venecia. De hecho es una excelente oportunidad para ver lo mejor de los festivales antes mencionados. La mitad de las películas presentadas en la Sección Oficial de Cannes se exhibieron en Toronto y ya fueron comentadas en ocasión del evento francés.
Desde temprano a la mañana uno puede elegir entre unas 30 proyecciones simultáneas, de las cuales la mitad tienen lugar en el complejo Scottiabank, un cuarto en el TIFF Bell Lightbox y el resto en bellas salas como el Roy Thomson Hall y Princess of Wales Theatre, donde transcurren las funciones de Gala (el equivalente al Red Carpet de Cannes) con presencia de actores y directores.
Con tanta oferta resulta difícil decidir qué ver por lo que los comentarios de las películas vistas por este cronista permiten apenas tener una visión parcial de lo que se presentó durante el Festival.
En tren de destacar algún título vale la pena empezar por la ganadora del León de Oro de Venecia, nombre que se conoció a los pocos días de iniciado TIFF y que motivó largas colas en dos salas del cine Scottiabank y la conveniencia de llegar temprano para poder ingresar a la función.
Aquí cabe señalar una gran diferencia con Cannes al poder el público local acceder a la mayoría de las proyecciones. En las afueras del complejo era usual ver a los numerosos “voluntarios” (vestidos de naranja) con cárteles identificando el número de la sala donde tendría lugar determinada proyección y detrás de los cuales se formaba la “cola”. Notable la organización y cordialidad con la que se trataba a los espectadores, en contraste con el “stress” de la muestra francesa.
En Venecia ganó “The Shape of Water” de Guillermo del Toro (“El laberinto del fauno”), premio seguramente merecido, con una estética que recuerda las películas de terror de clase “B” de los ’50 y ’60. La acción transcurre en dicho periodo y tiene a Elisa (la notable Sally Hawkins) trabajando en la limpieza de un Laboratorio del Gobierno de los Estados Unidos, que guarda un secreto que ella descubre. Se trata de una criatura anfibia (Doug Jones), que custodia el agente federal (Michael Shannon). Con el apoyo de un vecino (Richard Jenkins), su compañera de trabajo (la ganadora del Oscar Octavia Spencer) pone en marcha un plan para liberar a la criatura. Es más una historia de amor que un film de terror y entre los rubros técnicos vale destacar la música de Alexandre Desplat y el guion de Del Toro y Vanessa Taylor.
