Ya sea para grandes tanques, cine de autor, o películas más independientes, las colaboraciones entre Argentina y otros países son un porcentaje cada vez más significativo del total de estrenos locales.
Desde el 1 de enero al 2 de junio de 2016, se estrenaron en salas 70 producciones argentinas. Esto incluye desde «Me casé con un boludo», que cortó más de 1.970.000 localidades, hasta el documental «Ellos son los Violadores», documental que se vio en cartel una sola semana y en un par de funciones. Hasta la fecha, 23 títulos fueron realizados en coproducción con uno o más países, lo que representa un tercio (33%) del total de las novedades argentinas lanzadas en cines en 2016. En total, estos títulos alcanzaron una taquilla de 1.569.511 espectadores, un 38% del total de entradas del cine argentino.
Esa cifra incluye algunos de los más grandes éxitos de la temporada, como «El hilo rojo» (en coproducción con Chile), «100 años de perdón» (realizada entre Argentina, España y Francia), «Kóblic» y «Al final del túnel» (ambas producidas en conjunto con España).
Pero también hay títulos mucho más pequeños en estructura y salida, como el thriller sobrenatural «Tiempo muerto» (Argentina/Colombia); «Magallanes» (Argentina/España/Perú), y los documentales «Danzar con María» (realizada en colaboración con Italia y Eslovenia) y «Chicas nuevas 24 horas«, que podría considerarse una película iberoamericana por la cantidad de países que participaron en su producción: Argentina, Colombia, Paraguay, Perú y España.
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El top 10 de coproducciones suma casi 1.545.000 tickets
España fue, desde 1997, el país más importante a la hora de coproducir proyectos; no sólo por la cantidad de títulos anuales realizados en cooperación, sino porque gracias al tamaño de ese mercado europeo y la afinidad que siempre ha tenido para con propuestas y actores argentinos, ha permitido que algunas de las películas más ambiciosas del cine argentino hayan podido cerrar sus financiaciones las cuales, de otra manera, no hubieran sido viables.
Un ejemplo es el caso de «Kóblic«, producción argentino/española, que pese a su localía en cuanto a temática y actores, se realizó -según su director- en términos de 50/50 con el país coproductor. Es una película argentina, pero también en España se la considera una película española. En una entrevista exclusiva que dio a Ultracine, el director de este western urbano, Sebastián Borenzstein, decía: «Esa doble nacionalidad es lo que hace posible películas de este tamaño».
De hecho, buena parte de los filmes más grandes a nivel producción (y más exitosos) del cine argentino de la última década se realizaron en conjunto con España: «Relatos salvajes» y «El clan» (en asociación con El Deseo, la productora de los hermanos Almodóvar); «Metegol», «Elefante Blanco», «Atraco», y la ganadora del Oscar «El secreto de sus ojos».
Pero la participación argentina es de suma importancia para los demás países de la región. De hecho, el INCAA recibió una distinción en la ceremonia de nominaciones a los premios Platino (que premia a lo más destacado de la producción cinematográfica de iberoamérica) por ser el mayor coproductor de la región.
El presidente del Instituto de Cine, Alejandro Cacetta, fue quien recibió el galardón, y declaró: «El cine latinoamericano está buscando posicionarse como una industria más global –reconoció-. El desafío es volver a tener un mercado común, ya que contamos con talentos y figuras que son muy reconocibles y capaces de convocar cada vez más audiencia».
En los primeros seis meses de 2016, fueron 10 los estrenos argentinos realizados en coproducción con España; de los cuales 6 fueron en soledad con ese país, y otros 4 proyectos en los que hubo más de dos países involucrados. Le siguen 4 filmes realizados con Francia; y 3 proyectos realizados con Brasil. Francia fue, tradicionalmente, de gran ayuda para el cine de autor.
La coproducción más exitosa en lo que va del año es «El hilo rojo«, realizada en conjunto con Chile, y que lleva una taquilla de 607.597 espectadores; seguida de «100 años de perdón«, «Kóblic» (294.725 entradas) y «Al final del túnel» (257.082). De las cinco películas argentinas más vistas del 2016, cuatro fueron realizadas en colaboración con otras nacionalidades (la excepción es «Me casé con un boludo»).
La compañía productora más vinculada con la coproducción en los últimos años ha sido Telefé Cine, la rama argentina de producción cinematográfica de Telefónica Studios. Para Axel Kuschevatzky, director de Telefónica Studios, la discusión sobre la «identidad» de una película depende en realidad «de la expresión del talento local»: «la nacionalidad se determina, básicamente, por los lugares que ocupen el proceso creativo participantes argentinos», asegura.Así, puede haber un filme como «El clan» con una historia netamente argentina; y otra como «Truman», con la mayoría de actores y locaciones españoles. Sin embargo, salvando diferencias en la participación de cada país en porcentajes de financiación, las dos son consideradas películas argentinas en Argentina; y españolas en España.
Otro caso es el de «100 años de perdón«, donde la nacionalidad no está tan clara como puede verse en filmes como «El secreto de sus ojos» o «Relatos salvajes». «Para las leyes españolas, 100 años de perdón es española, y para las leyes argentinas es argentina», aclara Kuschevatzky.
El caso de «100 años de perdón» es un ejemplo de cómo un filme se beneficia de esta forma de producción. Fue un éxito en Argentina, con 348.232 espectadores. Sin embargo, en España directamente arrasó, siendo uno de los más grandes éxitos de 2016, con más de 1.000.000 de espectadores, y una recaudación superior a los US$ 7.500.000 dólares. «100 años de perdón» está ambientada en España, pero buena parte del rodaje (incluyendo varios exteriores) se hicieron en Argentina.
Según los reglamentos del INCAA para la coproducción, «si (la película) es aprobada por las autoridades de los respectivos países de las empresas productoras, y su realización se ajusta a las condiciones bajo las cuales se aprobó el proyecto, entonces la película ha de ser considerada como originaria de todos ellos, es decir, tiene una múltiple nacionalidad. Y en cada uno de los países de sus coproductores, éstos podrán obtener para sí las ventajas que le brinde su propia legislación».
Las películas producidas en coproducción generan para su productor argentino los mismos beneficios que las películas nacionales; o sea, crédito para su realización, subsidio para su amortización, los beneficios al momento del estreno de acceder a la cuota de pantalla como película argentina, y el certificado de origen como filme local.
Para el INCAA, el porcentaje requerido de financiación por parte de Argentina para ser considerada una producción nacional varía según el país con el que se coproduce. Pero por lo general el monto debe ser, como mínimo, un 20% (como fue el caso de «Truman»); y como máximo un 80%.
Una coproducción permite muchas veces no sólo la facilidad de acceder a otros mercados que no sean el argentino, sino, precisamente, poder cubrir una porción mayor de la financiación a través de créditos y subsidios de los organismos cinematográficos de cada respectivo país. Esto además, facilita la llegada de aportes privados de distintos países.
«Hay un encuadre jurídico que define o no una película argentina, independientemente de que toque los subsidios o no», detalla Kuschevatzky. «Las películas son esfuerzos colaborativos y también son esfuerzos colaborativos entre nacionalidades. Esto no quiere decir que no puedas mostrar elementos o historias autóctonas o representativas de nuestra cultura. Pero a nivel de industria, sin las coproducciones se va a hacer muy difícil que crezcamos», concluye.