Chile

«Aquí estoy, aquí no» y «Naomi Campbel», estrenos chilenos que exploran nuevas vías de exhibición.

«Aquí estoy, aquí no», segundo largometraje de Elisa Eliash, y «Naomi Campbel», debut de Nicolás Videla y Camila José Donoso.

Naomi Campbel

Naomi Campbel

Son dos de los más recientes estrenos del cine chileno. Son también dos producciones independientes que entre el riesgo y la necesidad, optaron por transitar nuevos caminos de distribución y exhibición, conscientes del escenario en el que se mueven.

Con una considerable demora -se vio por primera vez en BAFICI 2012-, a fines de febrero llegó a las salas «Aquí estoy, aquí no», una historia sobre un periodista obsesionado con una cantante de rock, inspirada en «Vértigo». «Como todo pasa por la autogestión, no se le podía dar exclusividad en nuestras vidas al estreno, entonces al igual que la filmación de la película (nos demoramos nueve meses en rodarla), el estreno también requirió de un esfuerzo extraordinario, entre partes muy interesadas en hacerlo posible pero que al mismo tiempo tienen otras mil cosas que hacer», confiesa Eliash.

En ese largo proceso de determinar su estreno, hubo cambios de distribuidora y reiteradas presentaciones al fondo nacional para apoyar su salida comercial. Finalmente, la película obtuvo el apoyo de Corfo para costear el estreno, y de Market Chile, «que tienen las redes, contactos y sobre todo muchas ganas de hacer cosas distintas».

A caballo entre la ficción y el documental, «Naomi Campbel» narra la historia de una transexual que vive en luna población de Santiago. La película tuvo un destacado recorrido por festivales e incluso se estrenó comercialmente en Argentina y Colombia, antes de llegar a su lanzamiento nacional el pasado 19 de marzo. Los altos costos de un «estreno estándar» y su perfil más cercano al cine arte, obligó a repensar el lanzamiento en Chile y a su productora Mimbre a convertirse en distribuidor.

«Era la primera vez que nos enfrentábamos a esta tarea, así que una vez que la película ya estaba cerrando su gira por festivales, consideramos estrenarla comercialmente en un circuito que incluyera salas grandes, pero esto significaba un endeudamiento muy grande, una inversión que no estaba en sintonía con la película», cuenta la productora Rocío Romero.

Gastar 15 millones de pesos chilenos en un film que costó 2 millones no tenía lógica. «Nos pareció también que era poco realista hacer competir a una película mucho más cine arte, de circuito más pequeño, con las mega producciones hollywoodenses. Teniendo todos estos factores en cuenta, consideramos que la mejor opción era mostrar la película en un circuito independiente, regional y periférico, que incluyera salas comerciales independientes, salas gratuitas, casas culturales y ‘pantallazos’ en distintos sectores metropolitanos y regionales. Lo que más nos importaba era que la película fuera vista por la gente, por lo tanto que estuviera accesible en distintas ventanas, ya que el público había empezado a demandarla», comenta.

Con la ayuda de MiraDoc, el programa que estrena mensualmente documentales nacionales en una red de salas en todo el país, tuvieron acceso a salas regionales y metropolitanas, ideando su propio circuito. El punto de partida fue Santiago, con un circuito metropolitano que incluye la Sala Radicales, la Cineteca Nacional, el Cine Arte Alameda y el Café Literario de la Municipalidad de Providencia. Próximamente se moverá a regiones a ciudades como Valparaíso, Concepción, Talca, Puerto Montt, Iquique o La Serena.

Aquí estoy, aquí no

Aquí estoy, aquí no

En el caso de «Aquí estoy, aquí no», el circuito tiene tres vías. «Primero, aquel que existe: salas independientes amigas que siempre han apoyado el cine independiente y que por otro lado queremos nosotros también apoyar y difundir, como la sala Radicales, Cine Arte Alameda (donde incluso se filmaron partes de la película y estamos experimentando con funciones son subtítulos para personas sordas) y la Cineteca Nacional. Por otro lado, funciones al aire libre en varias regiones de Chile, como oportunidad de salirse de los nichos y confrontar a la gente a ver cine chileno distinto al que se ofrece en los circuitos convencionales», cuenta Eliash.

Finalmente, se ha innovado con otra ventana. «Quisimos probar algo distinto y tuvimos la oportunidad de ser la primera película que se puede ver a través de Facebook, simplemente por hacer algo distinto, entendiendo que como – en nuestra opinión- la distribución de este tipo de cine ha fracasado en la forma en que se ha venido haciendo, cualquier cosa que se haga diferente aporta por lo menos en la investigación del tema».

Cynthia Garcia Calvo