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Más de 100 largometrajes argentinos en la vigésima edición del Festival

La 20° edición del BAFICI muestra una Competencia Oficial Internacional  reducida a dieciséis películas, frente a las veinte de la inmediatamente precedente. Nuevamente participan dos títulos argentinos, aunque con sendas y marcadas particularidades.

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Por un lado la “La flor” de Marino Llinás se constituye en el más extenso largometraje local presentado en un Festival Internacional con sus 840 minutos de duración (14 horas de duración!), que condiciona a que su proyección se realice en tres partes de casi 5 horas cada una.

Por la otra, “Paisaje” de la debutante Jimena Blanco apenas supera una hora de proyección, dato que no sorprende ya que muchas producciones nacionales suelen tener bajo “metraje”. Valga como prueba que, de los quince films de la Competencia Argentina, sólo seis títulos superan los 80 minutos y que el promedio de los nueve restantes alcanza a solo 67 minutos.

Es sobre todo la duración de la del director de “Balnearios” el hecho que más impacta y por momentos puede hasta ser cuestionable la determinación de su realizador de tamaña decisión. Si hasta resulta difícil para los Jurados equiparar dicha obra con el resto de la competencia pese a que es presumible que a la hora de la votación se inclinen por el título argentino.

Señálese que este año la Competencia Internacional ostenta mayor concentración en películas asiáticas: dos de China, una de Japón, otra de Corea y la restante de la India. En cambio, sobre todo si se compara con 2017, hay menor presencia iberoamericana en la Competencia mayor con cuatro films, dos de Brasil, uno de Chile y el restante de Colombia, mientras que el año pasado ese número más que duplicaba.

De lo visto hasta ahora decepciona la coreana “A Tiger in Winter”, un drama donde se extraña la mano por ejemplo de un director más experimentado como Hong Sang-Soo o Lee Chang-Dong. Tampoco aporta mucho la india “Village Rockers” ni la ya mencionada “Paraíso” que sigue a cuatro adolescentes que deciden asistir desde la periferia de Buenos Aires a un concierto de Rock en la Capital. En cambio convence el chileno Che Sandoval con “Dry Martina”, en su tercer largometraje, al mostrar el periplo que realiza la excelente Antonella Costa (inclusive canta) al desplazarse desde Argentina hasta Santiago de Chile para recuperar a su pareja.

La inauguración del evento tuvo lugar el miércoles 11 de abril con la presencia de Javier Porta Fouz, su director artístico, quien presentó a “Las Vegas”, nueva obra cinematográfica de Juan Villegas. Este señaló: “siempre elegí el BAFICI, no sólo con mis películas sino con otras con las que participé como productor como “Una semana solos”, “Escuela Normal” y “Miss”. El director de “Sábado” y “Victoria” añadió que “por suerte, siempre el Festival me eligió a mí. Hay una fidelidad mutua en esta larga historia. En ese sentido, siento que por ser “Las Vegas” la película de apertura es un reconocimiento a esa fidelidad, que me llena de orgullo y también de ansiedad”. Finalmente agregó que “todavía existe cierto desprecio por las comedias en muchos festivales”. Y de hecho “Las Vegas” es su primera verdadera comedia, ambientada en Villa Gesell, adonde arriban un fin de semana por un lado Laura (Pilar Gamboa) y su hijo Pablo y por el otro Martín (Santiago Gobernari), padre de Pablo y ex de Laura, junto a la joven colombiana Candela. Ambos ex conyugues tienen departamentos vecinos en el edificio Las Vegas. Habrá varias escenas con paso de comedia pero se advierten en el film problemas graves de montaje (escena de boliche que inesperadamente se traslada a uno de los departamentos) y un final “feliz” y convencional. Pese a las reservas apuntadas se rescata caso toda la primera hora del film que apenas dura 75 minutos (confirmando la tendencia a la brevedad de las películas argentinas).

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Tampoco es más larga “Yo, Sandro. La película” de Miguel Mato, pero siendo un documental se justifica su duración. Hay un buen trabajo del director de “Haroldo Conti, homo viator”, quien supo rescatar material filmado por el propio Sandro,  acusado como el mismo lo señalaba de “lascivo y pornográfico. Notables las escenas multitudinarias de sus giras en Caracas, México y el Madison Square Garden y emotivas las declaraciones de la cantante de Puerto Rico Lucecita Benítez.

Finalmente una referencia a otra película argentina, presentada nada menos que por el director John Waters, del cual hay una importante retrospectiva. La idea original era que lo acompañara en la sala Isabel Sarli con su film “Fuego”. Pero un problema en la cadera de la diva impidió su presencia. La producción del Festival lo subsanó inteligentemente grabando la entrevista de ambos, mientras que luego de su proyección el director de “Hairspray” y “Cry Baby” comentó su admiración (y la de su intérprete Divine) por la actriz de “Carne”. Y se sorprendió que así como “Hairspray” se convirtió en un musical, nadie en Argentina pensara en hacerlo con “Fuego”. Verla a ésta después de casi 50 años, logró despertar en el público numerosas carcajadas sobre todo en las escenas lésbicas y de sexo con otros hombres de la “ninfómana” Laura (así la designó Waters), interpretada por la “Coca” Sarli.

 

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