Argentina, Taquilla

«Londres bajo fuego»: El legado de «Duro de matar»

Llega a las salas la secuela de «Ataque a la Casa Blanca», serie de filmes que siguen la línea de «uno contra todos» inaugurada por el clásico de acción con Bruce Willis.

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Mike Bannigan (Gerard Butler) es un agente del Servicio Secreto norteamericano, y la mano derecha del Presidente de los Estados Unidos en cuanto a su seguridad personal. En un viaje a Londres para asistir al funeral del Primer Ministro inglés, Banning descubre una conspiración para matar a todos los líderes mundiales que asistirán al evento. Banning deberá escapar junto con el presidente por toda Londres mientras que un grupo de terroristas va atacando la ciudad causando incontables bajas hasta que el Presidente se entregue a su custodia.

Esta es la premisa de «Londres bajo fuego«, secuela de «Ataque a la Casa Blanca» de 2013, que estrena la distribuidora Diamond. Este y otros títulos marcaron el regreso a un estilo de películas de acción que fue enormemente popular a fines de los ochentas y a lo largo de los noventas.

Además de Butler, regresan a la secuela Aaron Eckhardt, Morgan Freeman, Melissa Leo, entre otros.

En una era cinematográfica invadida por super-héroes, agentes secretos y expertos en artes marciales, quizás muchos no recuerden que hubo una época en la que el género presentaba premisas más «hitchcockianas». Esto es, una persona normal (no tan normal, por lo general era experto tirador, o combatiente y tenía tanta suerte como si llevara el bolsillo lleno de tréboles de cuatro hojas) que se convierte en la última esperanza de un grupo de rehenes.

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Las secuelas de "Duro de matar" fueron las preferidas del público argentino

 

La premisa viene rindiendo sus frutos desde 1988, cuando «Duro de matar» estableció un nuevo paradigma para las películas de acción. Esto es: un personaje X que debe enfrentarse en soledad a un grupo de criminales en un espacio reducido o delimitado.

Luego de ese clásico del cine de acción moderno, Hollywood empezó a desarrollar este tipo de producciones por docenas, en especial a lo largo de la década del noventa. Así, vimos en esa década «Pasajero 57» (héroe contra criminales en un avión), «Alerta máxima» (héroe contra criminales en un barco) y su secuela (ídem anterior pero en un tren), «Máxima velocidad» (héroe en un ómnibus) y decenas que poblaron el universo del cine clase «B», compuesto por películas de bajo presupuesto o realizadas para estrenarse directo en video.

Tras el estreno de «Duro de matar: la venganza» en 1995, el género de acción empezó a retirarse de este tipo de escenarios y comenzó a centrarse en filmes con el estilo importado por John Woo (con «Código: Flecha Rota» y «Contracara» como puntas de lanza) y, con más fuerza aún, se empezó a copiar la estética rupturista de «Matrix» (1999), ya fueran títulos de ciencia ficción o de acción regular.

Las últimas dos películas de alto perfil de este sub-género se estrenaron en 1997.

«Avión presidencial» presentaba a Harrison Ford como el Presidente de los Estados Unidos que debe enfrentarse él solo a un grupo de rebeldes rusos que capturaron al Air Force One en pleno vuelo. Más allá de ciertos detalles en exceso nacionalistas (detalle que empezó a aparecer cada vez con mayor frecuencia en las películas de acción de los noventas tras el boom de «Día de la independencia»), «Avión presidencial» es una de las mejores realizaciones de esta tanda de filmes gracias al manejo del suspenso de su director Wolfgang Petersen.

(Detalle de color: dos de las películas con detalles más pro-norteamericanos de la década, la mencionada «Día de la independencia» y «Avión presidencial», fueron dirigidas por realizadores alemanes….).

«Avión presidencial» fue un enorme éxito a nivel mundial; y en Argentina vendió 374.524 entradas. 

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«Máxima velocidad 2» no pudo repetir el suceso crítico y comercial de la primera, y fue uno de los fiascos de 1997 .

El Otro filme de este estilo de 1997, por el contrario, fue uno de los mayores fracasos comerciales de ese año: «Máxima velocidad 2«. Esta secuela tenía a Sandra Bullock retomando el rol que la lanzó a la fama, pero Keanu Reeves no fue de la partida. En su lugar lo reemplazó Jason Patric.

En lugar de un micro de transporte urbano, el espacio elegido para la acción era un crucero de lujo. Pero la propuesta no convenció aunque en Argentina no funcionó del todo mal: 230.849 espectadores tras su paso por los cines.

En 2007, el puntapié de regreso a este tipo de acción lo dio la cuarta parte de la saga del detective John McClane, «Duro de Matar 4.0«. Traía de regreso a John Mc Clane para enfrentar un ataque ciber-terrorista contra la capital de los Estados Unidos. Además de desarrollar una historia más enfocada en los miedos y paranoias de los tiempos que corren, esta secuela de la saga «Die hard» presentó una cruza de la acción tradicional con el estilo de pelea cuerpo a cuerpo que se popularizó en la saga de «Bourne», interpretado por Matt Damon y de «El transportador». De hecho, uno de los villanos contra los que se enfrentaba McClane era Cyril Rafaelli, coordinador de dobles, stunts y peleas de la saga protagonizada por Jason Statham, la francesa «Distrito 13» y otras. Cortó 395.025 tickets en su recorrido comercial en Argentina en 2007.

"Duro de matar", una de las películas emblemáticas del cine de acción.

«Duro de matar», una de las películas emblemáticas del cine de acción.

Más exitosa, aunque considerada la peor de todas las entregas, fue la quinta parte de «Duro de matar», titulada «Duro de matar: Un buen día para morir«, de 2013. Al igual que había hecho «Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal» (2008), se introduce a un hijo del personaje principal que ya se encuentra en edad de tomar la posta de su padre en eso de salvar al mundo. Ninguno de los dos esfuerzos rindieron sus frutos.

En «Un buen día para morir», McClane viaja a Moscú para ver a su hijo que está por ser llevado a juicio por asesinato en Rusia. Cuando Jack, el muchacho en cuestión, escapa de los Tribunales, McClane y él deberán limar asperezas personales para enfrentarse a una compleja conspiración política que, como siempre en este universo, oculta en realidad un importante robo en ciernes.

«Duro de matar: un buen día para morir» atrajo a 401.946 espectadores. Sin embargo, fue vilipendiada por la crítica y por los seguidores del género, y los productores hace años buscan una idea que le permita a una de las más importantes sagas de acción de la historia moderna tener un final digno.

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Una secuencia de «Londres bajo fuego», estreno de este jueves.

«Ataque a la Casa Blanca» le sigue en términos de taquilla en Argentina. Ahí conocemos a Mike Banning, quien sigue en el Servicio Secreto pese a que carga con la culpa de no haber podido salvar la vida de la Primera Dama en un accidente. Su chance de redención le llega cuando un grupo de soldados norcoreanos logra invadir los Estados Unidos y toma como rehenes al Presidente de los Estados Unidos y a su equipo en la mismísima Casa Blanca. Banning en soledad será el encargado de detener la amenaza. Atrajo a 115.560 personas tras su estreno en mayo de 2013.

Ese mismo año se estrenó otro tanque norteamericano con la misma premisa: un agente del Servicio Secreto en el que nadie confía que se convierte en la única esperanza de rescate del Presidente que es tomado como rehén en la Casa Blanca. Esa película fue «El ataque» (White House Down), con Channing Tatum como el agente, y Jamie Foxx como el Presidente.

Dirigida por Roland Emmerich (realizador de «Día de la independencia», «El día después de mañana», «2012» y otras), «El ataque» fue uno de los más grandes fracasos de ese año a nivel internacional. En Argentina sólo vendió 95.821 tickets.

Veremos cómo funciona «Londres bajo fuego», representante de una forma de hacer acción en el cine que cada vez cuenta con menos exponentes.

Mariano Oliveros