La sorpresa del Festival Sundance llega a las salas argentinas el 31 de marzo distribuida por UIP.
Póster de «La bruja». Cortesía de UIP Argentina.
Cuando “La bruja” llegó al Festival de Sundance de Estados Unidos 2015, el ámbito de privilegio para el cine independiente, era una más de la competencia. Su estreno no era de los más esperados ni su desarrollo había recibido ningún tipo de curiosidad mediática. Luego de ganar el premio como mejor director para el debutante Robert Eggers, “La bruja” logró acuerdo de distribución internacional a través de Universal (UIP para América Latina), estreno comercial en Estados Unidos y casi 15 territorios, y el despegue de su actriz principal, de nacionalidad argentina.
“La bruja” abre su historia en Nueva Inglaterra alrededor de 1630. Una pareja y sus cuatro hijos son expulsados de una comunidad puritana y construyen una granja al costado de un gran bosque. En los primeros diez minutos de película presenciamos el ostracismo familiar, el nacimiento de un quinto niño (Samuel) y su secuestro con apenas unos días de vida, por parte de una bruja que lo lleva al bosque y lo asesina. A partir de allí, la tensión de la convivencia de la familia con las fuerzas satánicas que habitan la densa floresta irá creando un ambiente asfixiante.
El impacto de «La bruja» no reside en golpes de efectos ni en el regodeo de la sangre sino en el agobio de la atmósfera donde poco a poco se inocula el mal. Podemos adivinar el asesinato de un bebé, la lascivia incestuosa entre dos hermanos y la relación sexual de un niño/pre- adolescente con una mujer adulta, la violencia familiar pero –casi- todo sucede fuera del campo.
Escena de «La bruja». Foto: cortesía de UIP Argentina.
La desaparición de Samuel resquebraja los vínculos familiares entre los esposos y sus cuatro hijos restantes, y pone en duda sus propias creencias religiosas empujándolos a la locura. La madre llora desconsoladamente, la hija mayor –Thomasin- se culpa por el secuestro y comienza a ser sospechada como bruja, el hijo del medio es poseído, los gemelos más pequeños son aterrorizados, el padre intenta desesperadamente recomponer los lazos entre ellos mientras el hambre y el diablo amenazan con llevarse a la familia completa.
“La bruja” fue dirigida y guionada por Robert Eggers. Él mismo creció en Nueva Inglaterra seducido por las historias de brujas. Pasó 5 años investigando y desarrollando el guión con el propósito de que sea lo más históricamente aproximado al 1600 desde varios puntos de vista: la vida cotidiana, la construcción arquitectónica, el vestuario, el lenguaje, las relaciones sociales y, sobre todo, la religión y las historias folclóricas de brujería.
Escena de «La bruja». Foto: cortesía de UIP Argentina.
Aunque inicialmente la historia iba a ser filmada en Nueva Inglaterra, la locación se movió a Canadá por sus incentivos fiscales. Con un presupuesto de U$S 3.5000.000, luego de su proyección en Sundance logró acuerdo de distribución con A24 y DirecTV en Estados Unidos. Luego de un período de prueba de 30 días, las empresas decidieron lanzar la producción en salas recaudando U$S 25.000.000. Una gran cifra para una película independiente con un casting desconocido. Universal compró los derechos internacionales por U$S 1.500.000 y ya la estrenó en casi 15 territorios, incluido Argentina.
Un párrafo destacado merece la actuación de Anya Taylor-Joy, quien interpreta a Thomasin. Aunque el relato gira en torno a la familia lo cierto es que su papel en “La bruja” ha sido protagónico y la ha colocado como la gran revelación de 2015. Con apenas 19 años, luego de su debut en este film ya ha recibido varias propuestas cinematográficas. Nacida en Estados Unidos, fue criada en nuestro país y Reino Unido. Su padre es argentino e irlandés y por esa razón tiene la nacionalidad local.
Su atmósfera, su historia, sus interpretaciones, su dirección y su estética han convertido a “La bruja” en una de las producciones más esperadas, ya disponible en salas argentinas.
