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“El faro de las orcas”: entrevista a Joaquín Furriel

El actor habla sobre su última película junto al productor Luis Puenzo y Roberto Bubbas, el guardafauna en el que está basada la historia.

Foto: Sebastián Puenzo.

En 2003, Luis Puenzo estaba filmando “La puta y la ballena” en Península de Valdez. Junto al productor español José María Morales salieron a dar una vuelta por la zona y se encontraron con Roberto Bubbas y conocieron su historia. Así nació “El faro de las orcas” que llega casi 15 años después a salas, dirigida por el realizador español Gerardo Olivares.

La película es una adaptación del libro de Bubbas (interpretado por Joaquín Furriel) y relata un episodio ocurrido en Punta Norte, Chubut. Allí llegará una mujer (Lola, interpretada la española Maribel Verdú) junto a su hijo autista (Joaquín Rapalini). Tristán ha visto en un documental a Beto Bubbas y su interacción con las orcas que ahora tienen ante sus ojos y ha tenido una reacción por primera vez. Lola va en busca de un milagro pero deberá enfrentarse primero al ostracismo del guardafauna. Entre ambos, surgirá una historia de amor, el principal ingrediente de la historia, mientras intentan una terapia alternativa para Tristán.

Ultracine estuvo presente en la rueda de prensa de “El faro de las orcas” junto a Joaquín Furriel, Luis Puenzo (productor de la película) y Roberto Bubbas, el guardafauna en el que está basada la historia.

¿Cómo fue para Joaquín compartir el rodaje y qué anécdotas hubo al tener al protagonista real de la historia?
Joaquín Furriel: Acá tenía la particularidad que estaba Beto ahí vestido de guarda fauna. Lo fui a saludar el primer día de rodaje y creo que fue ese un momento que nos dimos cuenta la particularidad de lo que estábamos viviendo.
Roberto Bubbas: Ese fue un momento clave para mí, a pesar de que estábamos en la movida de la película hacía mucho tiempo. Ahí me di cuenta que la película se estaba haciendo y que yo era el protagonista originador de la historia, y eso fue muy conmovedor y realmente fuerte. Mi vida transcurrió siempre en la naturaleza: no miro televisión ni tengo televisor hace 28 años y soy muy ignorante respecto al ambiente del cine. Y, de repente, estar envuelto en todo eso fue para mí un impacto emocional muy grande.

Luis, ¿cómo te llegó la producción de esta película?
Luis Puenzo: De una manera muy orgánica. El gestor de esta película es José María Morales, un productor español muy importante, quien también fue productor de “La puta y la ballena”. Cuando estábamos por filmar, salimos a dar una vuelta a la Península. Nos bajamos en Punta Norte y empezamos a mirar a ver si había orcas y de golpe apareció Beto. Nos invitó a tomar mate a su casa y conocimos su historia, que da punto de partida a la película: el episodio de la vida de Beto donde una mamá llegó con un niño a Punta Norte, y además nos dio un ejemplar a cada uno de su libro “Agustín a corazón abierto”. José María Morales quedó prendado de esta historia para siempre y nunca la abandonó. Y él es el verdadero gestor de esta película.

Foto: Sebastián Puenzo.

Roberto, ¿te imaginabas que tu vida podía ser objeto de una película?
RB: Cuando yo estaba escribiendo “Agustín corazón abierto” ni siquiera pensaba que iba a ser publicado el libro. Era 1998 y empecé a escribir en un afiche detrás de la puerta de mi cabaña de Punta Norte, lo que yo creía que podía ser un guion de esta historia. “El faro de las orcas” no es como yo la imaginé pero yo sí pensé en algún momento una película, y eso para mí representa el hecho inobjetable, para mí al menos, de que los sueños tienen la obligación dejar ser alcanzados ante tu persistencia.

Joaquín ¿qué significó para vos como padre entender que el autismo es una forma de comunicación diferente?
JF: He conocido padres de niños autistas y es una entrega altruista y absoluta: intentar comunicarse de una manera no convencional. Intentar entender desde un plano sutil y a veces indescifrable dónde hay un territorio posible para llegar a algún lugar. A mí la historia real me conmovió muchísimo, me puse en el lugar de esos padres que tu hijo que es hipoacúsico y que tenía un grado de autismo, no como el caso de la película. Lo que conmueve es que la base de la película tiene que ver con ese chico que abrió la revista Viva un domingo y se encontró con esa foto de Beto con su armónica y su orca y reaccionó por primera vez de una manera diferente. En ese ostracismo que él tenía, hubo algo diferente. Y esa madre, va a Península de Valdés, en el caso de la película es Maribel que viene desde España. Y yo creo que es justamente en esas zonas indescifrables, como te decía antes, es donde uno tiene que aprender que la vida es mucho menos concreta y tangible de lo que uno cree. Te lo digo yo que esta película es el primer proyecto que hago después de tener un ACV. Es la película que a mí me dio la posibilidad de sentir que no me habían quedado secuelas como actor tampoco. Fue un gran aprendizaje, no solamente por el acercamiento de la problemática sino que para mí la película tiene muchas escalas de valoración en lo personal.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con animatronics?
JF: Trabajamos con el equipo de “El laberinto del Fauno”. Beto estaba en el rack viendo si él creía que la orca se movía de manera real. De hecho, cuando llegamos dijo que le parecía que estaba muy nueva y le faltaban rayas y golpes. Yo lo padecí, porque imaginate la cantidad de tomas en el agua que tuvimos que hacer para la orca quedara como ellos querían. Pero lo importante es que en la película está.

¿Hicieron consultas a médicos por el tema del autismo que aparece en la película?
LP: Cada vez que hacemos una película, desde nuestra profesión que somos cineastas, y nos metemos con un tema médico, siempre hay que investigar para enterarse cómo es la cosa. En este momento porque la película la tomó el FLENI. Y ahí tuve la oportunidad de confirmar personalmente con varios médicos y avalaron mucho lo que ven del personaje de Quinchu. Y coincide muchísimo de lo que recuerda Beto de su experiencia verdadera, de su experiencia real llevada ahora a la ficción. En ese sentido, que el cine pueda servir de instrumento para poner un tema sobre la mesa y poder hablar de él es fantástico, para poder discutir e inclusive estar en desacuerdo si cabe. Pero es muy importante poder poner estos temas sobre la mesa.