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Aki Kaurismaki: El cine de Finlandia y su más distinguido representante

Aki Kaurismaki

Aki Kaurismaki

Aki Kaurismaki en El hombre sin pasado

Finlandia es un país relativamente pequeño con una superficie algo superior al 10% de la Argentina y una población de 5,5 millones de habitantes. Viene produciendo anualmente unas 40 a 50 películas (algunas en coproducción) en los últimos diez años, cantidad bastante significativa para sus dimensiones.

Su cinematografía es poco conocida en nuestro país al punto que raramente se estrena de dicho origen más de una película por año y muy a menudo ninguna. Durante este siglo se vieron apenas algo más de media docena de largometrajes, pero este año se superarán todos los records. En efecto, ya se estrenaron “Dos noches hasta mañana” de Mikko Kuparinen y “El esgrimista” de Klaus Harö (coproducción con Estonia y Alemania) y asoman otras dos durante esta segunda mitad del año.

Hasta el año 2016 inclusive un solo apellido dominaba todas las novedades originarias de Finlandia. Aki y Mika Kaurismaki son hermanos, con poca diferencia de edad, y muy prolíficos ya que llevan filmados alrededor de 20 y 25 largometrajes respectivamente.

De Mika, el mayor, se vieron en Argentina “Todo en una noche”, el documental “Tigrero. El film que nunca existió” y la comedia “Divorcio a la finlandesa”.

 

Pero es, sobre todo, Aki quien más se destaca a nivel mundial y con el estreno de  “El otro lado de la esperanza” se habrán conocido sus últimas cinco producciones. Varias anteriores (“Ariel”, “La chica de la fábrica de fósforos”, “La vida bohemia”, “Contraté un asesino”, “Nubes pasajeras”) se vieron en diciembre 2002, en la muestra “Vodka, frío y Rock’n Roll”, dedicada a ambos hermanos en el Village Recoleta.

Aki Kaurismaki

Sakari Kuosmanen en Juha

Del año 1999, aunque estrenada en Argentina a fines del 2000, es “Juha”, lo primero que se conoció de Aki en Argentina. En blanco y negro, totalmente muda  con intertítulos y con una duración de apenas 78 minutos estaba basada en una novela del año 1911 y ambientada originalmente en el siglo XVIII. Ya había sido llevada tres veces al cine (una de ellas de Mauritz Stiller), siendo la historia un clásico triángulo formado por un campesino, su esposa y un hombre de la ciudad que llega a la granja. Cabe destacar que el rol femenino estaba a cargo de Kati Outinen, la actriz finlandesa que estuvo en la mayoría de sus películas y que tiene un cameo en la que ahora se estrena.

Su siguiente producción, “El hombre sin pasado”, tuvo una carrera internacional muy destacable al haber competido en el Festival de Cannes, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado y el Premio a la mejor Actriz. También fue nominada al Oscar al mejor film extranjero, a cuya ceremonia no asistió en protesta por la invasión norteamericana a Irak. La trama es relativamente sencilla, centrada en un desocupado que arriba a Helsinki y en donde una patota lo golpea robándole sus pertenencias. Todo vendado, pierde la memoria (de allí el título) y se liga con una familia “homeless”, que habita en un contenedor. También conoce a una joven (Outinen) del Ejército de Salvación y trata de recuperar su “pasado”. Lo notable del film es la sensibilidad con que está contado y un humor muy nórdico, que se repetirá en las siguientes producciones.

Con “Luces al atardecer” Kaurismaki completó la que denominó su “trilogía de perdedores” (las otras eran “Nubes pasajeras y “El hombre sin pasado”), con un agente de seguridad nocturno a quien engañan unos mafiosos rusos. Envían como señuelo a una atractiva rubia que le roba la clave de seguridad de un museo con joyas y el guardia termina yendo a la cárcel. La película se abre y se cierra con “Volver” y “El día que me quieras”, dos tangos de Gardel y Le Pera, cantados por el primero. Acertada elección que transmite la melancolía del personaje principal y demuestra además el fervor de los finlandeses por nuestra máxima expresión musical.

Aki Kaurismaki

Jean-Pierre Darroussin and André Wilms en El Puerto

“El puerto”, la penúltima película del gran director finlandés hasta la fecha es probablemente una de las más logradas de su extensa carrera. Al igual que las inmediatamente anteriores, tuvo su “premiere” en Cannes (mayo 2011) y fue la tercera en serie presentada por la distribuidora Alfa Films, de reciente cierre. Por una vez, el realizador cambia de país y se traslada a Le Havre (título original del film). Allí encontramos a un ex escritor de curioso nombre (Marcel Marx) que se gana la vida como lustrabotas en el puerto de Normandía. Quien lo interpreta es el francés André Wilms, que ya estaba en “Juha”, a quien acompañan otros actores galos como Jean-Pierre Darroussin como un humano inspector de policía así como Jean-Pierre Léaud (“Los 400 golpes”) y el fallecido Pierre Etaix. Pero serán otros personajes los que tendrán fuerte protagonismo: un chico de Gabón que sueña con trasladarse a Inglaterra para encontrarse con su madre y Arletty, la esposa de Marcel (la infaltable Kati Outinen), gravemente enferma. Y habrá finalmente una perra (Laika) que ganó, créase o no, un premio no oficial en el famoso Festival de Cine de Francia. Por una vez hay un clima más optimista, complementado por un fuerte mensaje de solidaridad y mucha emoción. Y nuevamente un famoso tango (“Cuesta abajo”) en versión de nuestro zorzal criollo.

 

Tanto “El hombre sin pasado” como “El puerto” funcionaron muy bien en la boletería ya que ambas superaron los 40.000 espectadores. Dichas cifras se comparan favorablemente con las actuales de otras cinematografías europeas como la francesa y la italiana. De todos modos es innegable que las películas independientes están perdiendo terreno frente a los “tanques” norteamericanos.

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Janne Hyytiäinen, Ilkka Koivula, Sakari Kuosmanen, Nuppu Koivu, and Sherwan Haji en El otro lado de la esperanza

El otro lado de la esperanza es en palabras de su director la segunda de una nueva trilogía, donde en lugar de “perdedores” el foco está puesto en los “refugiados” europeos. En “El puerto” se ocupaba de un niño africano mientras que ahora se trata de un joven sirio que llega a otra ciudad portuaria, esta vez en Finlandia. Y así como en la anterior el niño procuraba encontrar a su madre aquí la búsqueda será de la hermana del muchacho árabe. Nuevamente habrá dos personajes centrales y el segundo será un hombre algo mayor, que en la primera escena abandonará a su esposa. El azar le hará ganar bastante dinero y lo invertirá en un restaurant con un reducido grupo de excéntricos empleados que parecen salidos de un zoológico. Y en algún momento se cruzará con el joven sirio al que también reclutará y esconderá por falta de papeles. Un humor muy nórdico con continuos cambios de menú (sushi, comida hindú, menú de pescado) producirán situaciones reideras que contrastarán con momentos dramáticos y violentos, producto de las actitudes racistas de algunos pobladores de la zona. Pero el director no ahorra tampoco críticas a la frialdad de policías y jueces de quienes depende la permanencia de los forzados inmigrantes a los países europeos. Un brillante final (abierto) redondea una producción que sin golpes bajos logra hacer patente el drama de tantos refugiados.  Y justifica plenamente el premio otorgado a Aki Kaurismaki como mejor director en el último Festival de Berlin.