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Migraciones y vidas de inmigrantes en el cine

Por Jorge Luis Scherer.

«El inmigrante» (1917)

La historia de la humanidad es también la historia de las migraciones, y las migraciones son también parte importante en la historia del cine. El cine, por el solo hecho de adaptar realidades y sueños de los pueblos, ha promovido el conocimiento sobre la diversidad cultural, y muchas veces es la única fuente de información sobre otras culturas. El cine independiente, y muy especialmente el europeo, es el que suele abrir cabezas con sus críticas al comportamiento de sus propias sociedades ante hechos tan trascendentes y milenarios como es el derecho de las gentes a emigrar y ser bien recibido como inmigrante. Terremotos, sequías, hambrunas, guerras, persecuciones raciales y religiosas, y las ilusiones de un futuro mejor, fueron y son algunos de los motivos para que millones de personas emigren, dejando sus lugares de origen, sus tradiciones, su cultura, sus ancestros, sus familias. En los últimos años, 200 millones de personas abandonaron sus países, pero en las nuevas tierras pocas veces son bien recibidos. Las inmigraciones suelen despertar xenofobia, y la discriminación se acentúa cuando los que llegan pertenecen a otras razas y culturas, y también se agrava cuando en los países que arriban hay índices altos de desocupación, como sucede hoy en algunas naciones europeas. El año pasado, más de 500 mil personas fueron detenidas tratando de llegar ilegalmente a Europa, pero las huidas por la supervivencia continúan y son desesperadas, 7.500 personas (niños, mujeres, hombres) murieron en sus travesías durante 2016; 5 mil de ellas perecieron en el mítico mar Mediterráneo, pero 360 mil lo cruzaron y ya son parte de una nueva historia en el viejo continente. Las fotos del niño sirio hallado en una playa de Turquía que recorrió el mundo, o una maltrecha barcaza con 500 seres humanos cruzando el océano entre Libia e Italia, o las imágenes de decenas de bolsas numeradas alineadas a lo largo de la playa conteniendo víctimas, africanos subsaharianos de todas las edades, no resultan ser argumentos suficientes para que se supere la crisis moral instalada en mucha gente de aquellas naciones que supieron ser invasoras y explotadoras de esos pueblos castigados. El papa Francisco fue contundente ante el egoísmo y la falta de sensibilidad:” Los inmigrantes no son un peligro, sino que están en peligro”.

Y el cine actual, como lo ha hecho en los últimos cien años, ha tomado ese compromiso, de mostrar las realidades de este mundo cambiante. Estados Unidos, que tiene en la estatua de la Libertad el símbolo más emblemático de la promesa de un nuevo mundo, de una nueva vida, construye un muro en la frontera con México e intenta no admitir la entrada de musulmanes. Charles Chaplin, que viajó por primera vez a América, en una gira de la Compañía de Fred Karno, lo hizo entrando por Canadá y luego en tren hacia Nueva York. En su autobiografía contó que en ese su primer día se sintió completamente inadaptado, ”era para mi un tormento entrar en un restaurante y pedir algo, a causa de mi acento inglés y del hecho de hablar despacio”. Sin embargo, en su película “El Inmigrante” de 1917, la entrada a América la realiza en barco, y la famosa estatua de la Libertad es vista por la pobre gente en cubierta como un Dios salvador. Y el griego Elia Kazan en “América, América” (1963) cuenta la historia de su propio tío que huye del Imperio Otomano y ve en la estatua de la Libertad la entrada a la tierra prometida. “Joe Hill” (1971) de Bo Widerberg, comienza con la estatua de la Libertad vista desde el barco que está haciendo su entrada después de dos semanas de navegación, a esa imagen la acompaña la voz de Joan Baez, entonando la “balada de Joe Hill”, compuesta su música por Paul Robeson y con letra de Alfred Hayes. En “Lamérica”(1994) del italiano Gianni Amelio, se narra la trágica vida de los albaneses que pasaron del fascismo italiano al comunismo, que duró casi 50 años, y en los años 90 a un gobierno de hambre, entonces huyen a una Italia que les cierra las fronteras, y algunos más audaces o más desesperados tienen la suerte de alcanzar los barcos que van a América. Y la estatua de la Libertad vuelve a ser protagonista en el final de esta historia. “Estoy cansado pero quiero estar despierto cuando llegue a Nueva York”, dice un anciano personaje que ha padecido las mayores humillaciones en su tierra, pero que sobre el final de su vida encuentra la esperanza.

Luces Distantes

“El Havre”(2011).

La condición humana en todas sus facetas es reflejada en el cine que ha tratado el tema de de los que deben emigrar y que luego, la mayoría de las veces, deberán padecer como inmigrantes en la nueva tierra. En la excelente “Bolivia”(2001), de Israel Adrián Caetano, se pone el acento en la discriminación y el menosprecio que se tiene en Buenos Aires por los ciudadanos de origen boliviano. Gerardo Olivares en la producción española “14 Kilómetros” (2007) plantea que el hambre no entiende de fronteras y son sólo 14 kilómetros los que separan África de Europa. La cámara va a acompañar a tres jóvenes africanos que atraviesan Mali, Niger, Argelia y Marruecos, y sueñan con España, Francia, u otros países que tengan comida. Los hermanos Dardenne en “La Promesa” (1996), muestran una nueva cara generacional, a raíz de la muerte de un trabajador africano, el hijo del patrón se enemista con su padre y le reprocha por explotar inmigrantes indocumentados.

En los siguientes títulos encontramos las mayores miserias humanas, como los que trafican órganos humanos a cambio de pasaportes o permisos de residencia, o la generosidad y la bondad, de aquellos que asisten a los desvalidos migrantes.

En la muy buena película francesa “Welcome” (2009), de Philippe Lioret, con Vincent Lindon como protagonista principal, se muestra el drama de los migrantes asiáticos y africanos que desde el puerto francés de Calais, intentan llegar al Reino Unido. Los camiones con ese destino son revisados al extremo, cruzar el Canal de la Mancha en embarcaciones es imposible. Los pobres migrantes esperan una oportunidad, mientras la policía de Calais y los xenófobos los persiguen y prohíben a los habitantes de la ciudad en darles cobijo, los más solidarios levantan ollas populares. A pesar de todo, quien se va a jugar por entero es un chico de 17 años del Kurdistán iraní, quien asistido por un habitante de Calais, intentará cruzar a nado los 32 kms. que separan a las dos naciones a través del Canal de la Mancha. Como dato adicional, podemos mencionar que hace muy poco, en Calais, se derribó un centro de refugiados con 3.500 personas.

“El Havre”(2011) es una fábula moral de Aki Kaurismaki, en este puerto francés, la policía descubre un conteiner con migrantes africanos, ante un descuido de los vigilantes, un muchachito escapa, y es el viejo escritor Marcel Marx (André Wilms) que ahora trabaja de lustrabotas en la estación del ferrocarril quien lo lleva a su casa y junto a su mujer y vecinos lo protegen de un sabueso de la policía ( magnífico Jean Pierre Darroussin) quien va siguiéndole los pasos. Kaurismaki, consigue un filme profundamente humano, con una buena cuota de humor.

“Negocios Entrañables” (2002), de Stephen Frears, muestra hasta qué punto los inmigrantes ilegales son capaces de arriesgarse con el fin de poder tener un pasaporte, aunque sea falso. Con ese fin donan sus órganos. En un hotel céntrico, un cirujano se dedica a extraer el riñón de los indocumentados, los que serán vendidos en el mercado negro.

“Lichter” (2002),en este filme alemán, dirigido por Hans Christian Schmid, vemos como ucranianos y polacos intentan ilegalmente entrar en Alemania. En ese trayecto son siempre estafados y deben poner sus vidas en riesgo. Además, la película se ocupa de la difícil vida para los inmigrantes ya residentes en Alemania, donde poner un negocio o tener un trabajo seguro es toda una aventura.

En “El silencio de Lorna”(2008), de los hermanos Dardenne, Lorna es una joven albanesa que para residir en Bélgica conviene un matrimonio con un joven drogadicto. Lorna tiene un novio, con quien ha pensado en poner un bar, pero para ello se necesita dinero, y su novio tiene todo planificado, darle una sobredosis al marido de Lorna y después, siendo ella residente belga y viuda, casarla con un hombre rico procedente de Rusia. Pero la realidad es que Lorna tiene otros planes.

Eso que llamamos transculturación

“Entre los muros” (2008).

“Profesor Lazhar”(2011) es la excelente película canadiense de Philippe Falardeau, que cuenta la historia de Bachir Lazhar un maestro argelino, que acaba de perder a su esposa e hija en un incendio, y debe sustituir a una maestra de primario, que se ha suicidado, en una escuela de Montreal. Las elocuentes diferencias culturales entre el maestro y sus alumnos, ya habían sido marcadas por Laurent Cantet, en su premiadísima “Entre los muros” (2008), ganadora de la Palma de Oro en Cannes. En este filme, Cantet, recrea las experiencias autobiográficas de un profesor de literatura, Francois Bégaudeau, en una escuela secundaria de París, papel interpretado por el mismo Bégaudeau. La película que tiene irremediablemente una vocación documentalista, es interesantísima en lo que concierne al alumnado, compuesto por chicos y chicas de distintas nacionalidades y culturas muy diferentes.

En “Samba” (2014) del director francés Olivier Nakache, el protagonista es el amor entre un ilegal senegalés, interpretado por Omar Sy, y una francesa de nacimiento (Charlotte Gainsbourg). La historia sucede en la Francia actual, y muestra la situación de los inmigrantes africanos en el país galo. “El visitante” (2007) de Tom Mc Carthy, con una gran actuación de Richard Jenkins, interpretando a un profesor universitario que tiene una vida gris, monótona por donde se la mire. Por razones de trabajo viaja a Nueva York, allí tiene un departamento de su propiedad pero cuando entra en él, se encuentra que está ocupado por un joven sirio y una muchacha senegalesa. El encargado, sin su consentimiento, había alquilado el inmueble. Al comienzo el profesor entra en ira, pero al convivir con ellos su vida se va enriqueciendo, empieza a conocer las calidades del joven como músico y su filosofía de vida que le causa admiración.

Inmigrantes

“Los emigrantes” (1971).

Entre 1871 y 1915, entraron a la Argentina unos 5 millones de inmigrantes. La mayoría fueron italianos y españoles, pero también llegaron un buen número de alemanes, ingleses, franceses, polacos, rusos, los llamados alemanes del Volga, etc. En Estados Unidos, solamente en la segunda mitad del siglo XIX, llegaron más de 20 millones. Los que entraban al puerto de Nueva York, debían pasar por la Isla de Ellis, cercana a la estatua de la Libertad, esta isla que desde 1990 se ha convertido en el museo de la inmigración funcionó desde 1892 a 1954, y pasaron por ella 12 millones de inmigrantes. En la isla, funcionaba también un hospital, que con el tiempo se convirtió en el más grande de toda Norteamérica, dado que cada barco que arribaba solía tener decenas de enfermos, muchos de ellos con enfermedades de gravedad. “El sueño de Ellis” (The inmigrant)-2013- dirigida por James Gray, ubica la historia en 1921, cuando una joven inmigrante de nombre Ewa (Mario Cotillard) y su hermana Magda, ambas polacas, deben descender en la isla de Ellis, pero Magda es puesta en cuarentena en el hospital por un principio de tuberculosis. Ewa, que es autorizada para ir a la ciudad, debe suministrarle medicamentos a su hermana, pero antes debe conseguir trabajo y va a caer en manos de un proxeneta. En la más reciente “Brooklyn” (2015), realizada por John Crowley, el personaje principal es una joven irlandesa que en la década de 1950 se despide de su madre y su hermana y viaja a Estados Unidos en busca de un futuro que no encuentra en su pueblo. Se instala en el barrio neoyorkino de Brooklyn, y tiene una adaptación fácil, aprende modales y tiene un crecimiento intelectual. Cuando regresa de visita a Irlanda, es vista como una verdadera dama, aunque ha perdido la inocencia y se ha convertido en un ser especulativo.

Esa tierra de oportunidades y abundancia, como era descripta en Europa, fue el sueño de millones que padecían la escasez y descreían de un futuro en su tierra. En la autobiografía “El hijo del trapero”, Kirk Douglas, cuenta que su padre, de origen ruso- judío, levantaba de la basura los que otros tiraban, y con el sustento conseguido su madre ucraniana crió a seis hijos. Kirk, recuerda en el libro que cuando empezaron los hijos a trabajar pudieron tener teléfono y hasta le compraron dientes postizos a su mamá. También hubo arribos a Estados Unidos desde Escandinavia. El director sueco Jan Troell, realizó dos magníficas películas sobre los colonos suecos que terminan instándose en Minnesota. En “Los emigrantes” (1971) y su continuación, “La nueva tierra” (1972), ambas interpretadas por Liv Ullman y Max von Sydow, muestra en los ojos de esos inmigrantes, que venían de querer explotar tierras estériles, las sensaciones que causaban el esplendor de los bosques, la frescura de los lagos y la blanca leche. Troell, un gran especialista en la fotografía lírica, sabe atenuar, con la naturaleza, los sinsabores de la historia. En “Pelle el conquistador”(1987) de Bille August, la búsqueda de estos migrantes suecos es Dinamarca. Pero Jim Sheridan en “In América” (2002), narra las vicisitudes de una familia irlandesa para ir a Estados Unidos y tener una vida nueva, pero los sueños les resultan muy distintos a la realidad. De la Europa del Este, se instalaron en los Estados Unidos colonos polacos y checos, precisamente en Wyoming. Michael Cimino en “La puerta del cielo” (1980) relata hechos reales de la gran confrontación que hubo en el condado de Johnson en 1892, entre estos colonos agricultores y grupos de mercenarios contratados por los poderosos ganaderos, enemigos de las alambradas. Esta superproducción dirigida por Cimino, resultó un fracaso económico para la United Artist y fue una caída estrepitosa para el realizador que ostentaba un Oscar por “El francotirador” (1978).

Inmigrantes mal entretenidos

De Niro como Vito Corleone en «El padrino 2».

En la saga de “El Padrino” de Coppola, adaptaciones de la obra de Mario Puzzo, la inmigración italiana en los Estados Unidos se ve en todo su esplendor. En los barrios se va a encontrar a los que viven del trabajo, pero lo central en las historia s es cómo la mafia va construyendo imperios a costa de sangre. Mucho más de un centenar de películas de Hollywood tratan el tema de los inmigrantes italianos, amantes de la familia y el gran Caruso, que se vuelcan a crear o integrar bandas mafiosas, y la figura de Al Capone, ha ocupado un lugar destacado en muchas de ellas.

Italianos, españoles, suecos alemanes, franceses, polacos, etc. fueron también parte importante en Norteamérica, como en la Argentina también, para la formación de sindicatos y la lucha por los derechos del trabajador. El origen anarquista o socialista de estos inmigrantes fue visto como un grave problema para las autoridades. Casos muy sonados en los Estados Unidos, sobre estos hombres que por reclamar derechos se los acusaba de subvertir el orden, fueron los del sueco Joe Hagglund, más conocido por Joe Hill, que fue fusilado en 1915 bajo la acusación de haber cometido el asesinato de un comerciante. Y el caso de Nicolás Sacco y Bartolomeo Vanzetti, ambos italianos, ejecutados por electrocución en 1923, después de un juicio totalmente viciado. En 1971 se estrenó la realización de Giuliano Montaldo,”Sacco y Vanzetti”, con música de Ennio Morricone y la voz de Joan Baez interpretando la balada “Here´s to you, Nicola and Bart”. Sobre el revolucionario sueco, también fue el año de 1971 cuando el director Bo Widerberg estreno “Joe Hill”, y aquí resonó la voz de Joan Baez cuando Joe y su hermano veían la estatua de la Libertad desde el barco que cruzó el océano. Corría 1902. Joe, le escribe a su madre que tiene dolor en el cuello de mirar edificios. Están en Nueva York, pero en las calles hay miseria y hambre para los inmigrantes. Y Joe sale a recorrer el país colgado en trenes, y conoce a miembros de las brigadas obreras anarquistas. Como estaba prohibido hacer discursos en los pueblos y ciudades so pena de cárcel, Joe Hill comienza a componer canciones de protesta, las que se fueron convirtiendo en temas populares. En 1915 antes de enfrentar al pelotón de fusilamiento había dicho que “se necesitan más que armas para matar a un hombre”. La película de Bo Winderberg, está dedicada a las chicas de la fábrica textil de Lawrence (Massachussets) en cuya pancarta de la huelga de 1912 se leía: “Queremos pan y también rosas”.

Artículo de Jorge Luis Scherer-periodista,profesor de literatura y cine- para Ultracine.