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Dunkerque: Otros 10 días que conmovieron al mundo.

Por Jorge Luis Scherer.

 

El 27 de julio llegará a los cines una nueva superproducción bélica, tal vez la más importante desde “Rescatando al soldado Ryan”(1998).

Dunkerque

“Dunkerque” (Dunkirk-1917), escrita y dirigida por Christhoper Nolan, el realizador que se consagró con “Memento” y se popularizó con la trilogía de El Caballero Oscuro (Batman),  ha recreado en este filme uno de los episodios más extraordinarios de la Segunda Guerra Mundial, la evacuación de  casi 400 mil soldados aliados bajo el fuego de la aviación y la artillería alemana, en las costas francesas. Tom Hardy, Kenneth Branagh, Cillian Murphy, Harry Styles  y Mark Rylane, son parte de un gran  elenco, que cuenta con la fotografía del suizo, nacionalizado neerlandés, Hoyte van Hoytema, con quien Nolan ya había convocado para “Interstellar” (2013).   Para la música, el elegido fue  Hans Zimmer, ya un habitué en los filmes de Nolan. La historia es contada por Nolan a través de las perspectivas de los combates aéreos, la playa y la evacuación por mar. Es sabido que Nolan es un enemigo de las técnicas digitales, por lo que ha filmado para proyectar en Imax y también en 35 y 70 mm. Por lo que ha trascendido, el acuerdo económico del realizador con Warner Bros.es tal vez el más sustancioso hasta el momento: 20 millones de dólares y 20 por ciento de la taquilla

 Dunkerque

Ningún sobreviviente pudo recordar nunca haber visto un solo pájaro volando cerca de los campos de concentración nazis. Tampoco los han visto en las playas francesas de Dunkerque, durante los diez días en que las arenas y el mar se tenían de rojo. La única victoria posible para las tropas aliadas era sobrevivir, ante el acorralamiento del ejército alemán que los empujaba hacia el mar, mientras la temible Luftwaffe  bombardeaba y ametrallaba a cientos de miles de soldados, en la espera de una evacuación masiva. La llamada Operación Dínamo, decidida por la War Office británica, fue la voz para que centenares de embarcaciones de pequeño calado, entre ellas  yates,  barcos pesqueros y buques de transportes de tropas,  partieran desde las costas inglesas  a socorrer a  unos 400 mil hombres prácticamente vencidos y entregados a los designios de Dios. Desde el 27 de mayo y el 4 de junio de 1940, casi 340 mil soldados salvaron sus vidas al abordar las 860 embarcaciones que se fueron acercando a la costa de Dunkerque, y si bien las condiciones de mal tiempo ayudaron mucho para la evacuación, unas 240 naves fueron hundidas por los Stukas alemanes. Miles de soldados y también cientos de civiles, que fueron al rescate en ese acto valiente y humanitario,  perdieron sus vidas, pero  215 mil británicos , 123 mil  franceses y unos pocos miles de soldados belgas, holandeses y polacos, salvaron sus vidas.

Dunkerque

Espíritu de Dunkerque.

Este hecho de solidaridad en tiempos de adversidad, también fue conocido en el mundo británico como el “Milagro de Dunkerque”, aunque para los franceses la evacuación no había sido equitativa, aseguraban que hubo discriminación por nacionalidad. Para los británicos la operación se había completado el 3 de junio, pero Churchill ordenó a la Royal Navy , rescatar al día siguiente a todos los soldados franceses que fuera posible. Más de 26 mil hombres pudieron ser evacuados, pero entre 30 y 40 mil fueron dejados en la playa y tuvieron que rendirse a los alemanes. Los ejércitos evacuados y rendidos abandonaron pertrechos bélicos como para equipar diez divisiones, un millar de cañones, 600 tanques, 800 camiones, etc, etc. La mayor parte de éstos fueron destruidos antes de ser entregados al enemigo.

Francia había vuelto a convertirse en una tierra sangrienta para las fuerzas británicas y francesas, en los memoriosos todavía estaba el recuerdo de la Batalla de Somme , librada contra los alemanes en 1916, durante la Primera Guerra Mundia,l y donde en el primer día de combate los británicos ya tenían 20 mil muertos y 40 mil heridos.

Dunkerque

Dunkerque en las versiones anteriores.

También con el título “Dunkerque” (Dunkirk-1958) se estrenó esta producción inglesa,  filmada en blanco y negro,  por el realizador británico Leslie Norman, con las actuaciones principales de John Mills, Richard Attemborough y Bernard Lee. Las escenas de la evacuación bajo el fuego de la metralla de los aviones alemanes, sigue siendo hoy día de un verismo notable.

“Weekend at Dunkirk”, fue una producción francesa  de 1964, dirigida por Henri Verneuil  (El Clan Siciliano de 1969, sería  luego su filme más famoso), con música de Maurice Jarre y con las actuaciones de Jean-Paul Belmondo, Francoise Périer y una muy jovencita Catherine Spak. Esta visión del lado francés, relata  cuando después de pelear contra los alemanes en el pueblo de Dunkerque, encuentran todas las salidas cerradas y deben ir a las playas mientras el enemigo los extermina con sus aviones.

“Expiación, deseo y pecado” (2007) (Atonement), la muy interesante película de Joe Wright, basada en la novela de Ian McEwan, nos lleva desde una historia de amor que es destruida por una grave mentira, a las playas de Dunkerque, donde el joven muchacho,  víctima de esa traición, interpretado por James McAvoy,   es parte del ejército inglés encerrado entre el fuego enemigo y el mar. El caos que se vive en la playa de Dunkerque tiene un plano secuencia extraordinario, realizado con cámara en mano que va siguiendo al personaje (McAvoy) entre cientos de soldados, vencidos unos, desesperados otros. Mientras camina, pasa indiferente ante el sacrificio de una decena de caballos, que son ejecutados para que no caigan en manos enemigas. En ese andar caótico aparece como fondo un parque de diversiones, con un carrousel y otros juegos a medio quemar. El clima es desesperante, como si fuera un imaginado fin del mundo.

Dunkerque

 

El cine antibélico, y aquel que glorifica las guerras.

A más de 70 años de finalizada la última contienda mundial, el cine continua recurriendo a grandes o pequeños hechos de esa guerra  para abastecer el género bélico, que principalmente  para la industria de Hollywood continua siendo una fuente muy redituable en dólares , sea quien sea el enemigo: nazis, coreanos del norte, vietnamitas, afganos, iraquíes, etc. etc. El cine europeo sobre tiempos de guerra, en su mayor parte, hizo prevalecer el humanismo a la exaltación del heroísmo,   además de resaltar una crítica mordaz a los poderes que llevan a los pueblos a estas terribles tragedias, evitables casi siempre..  Y esto se evidencia mucho más  en aquel cine antibélico que tuvo su mayor difusión al finalizar la Primera Guerra Mundial, el cine de Hollywood también produjo  filmes antibélicos, sobre ambas guerras, y algunos muy notables,  pero la exaltación del patrioterismo siempre le ha servido a Estados Unidos como elemento de propaganda, especialmente a comienzos de los 50,terminada ya la segunda contienda, y  cuando evolucionaba la Guerra Fría con su histeria comunista.

Episodios reales o de ficción, sobre la Primera Guerra Mundial, fueron recreados en la literatura y el cine remarcando siempre los valores humanos de los combatientes. Millones fueron los muertos y millones los heridos, pero los combatientes no eran retratados como seres crueles, aunque se vivían a diario  actos de impiedad, porque siempre habrá hombres que se transforman en bestias, y van a calar sus bayonetas para asaltar las trincheras o usar elementos químicos mortíferos  contra el enemigo, como lo fue el gas mostaza.  Pero  el concepto de heroísmo fue muy diferente al utilizado en gran parte del cine bélico, especialmente el norteamericano sobre la Segunda Guerra Mundial. En este cine anti-bélico  de la Gran Guerra,  sobresalen títulos como el “Yo Acuso” (1919) de Abel Gance, donde en el banquillo de los acusados no están los soldados “enemigos”, sino los poderosos  de los gobiernos que llevan a los hombres y sus familias a las guerras.  “Cuatro de Infantería” (1918) de G. W. Pabst, Las cruces de madera (1931) de Raymond Bernard; “Remordimiento” (Broken Lullaby- 1932) dirigida por Ernst Lubitsch, (este año se estreno “Franz” , remake realizada por Francoise Ozon). “La gran ilusión”(1932) de Jean Renoir. El hijo del famoso pintor fue combatiente en la guerra y en su película habla de la caballerosidad entre alemanes y franceses, estos últimos prisioneros en un campo de aviación. Muchas de las producciones norteamericanas que se han ocupado de esa primera contienda,  tuvieron un alto nivel humano, como es el caso de “Sin novedad en el frente” (1930), gran película basada en el libro de Erich María Remarque, dirigida por Lewis Milestone; “La Patrulla Infernal” (Paths of Glory-1957), producción de Kirk Douglas, realizada por Stanley Kubrick, tal vez el mejor de los filmes antibélicos de todos los tiempos.  Por su parte, el guionista Dalton Trumbo, una de las  figuras cinematográficas  perseguidas por el macartismo , adaptó su propia novela y realizó su única película, la descarnada y potente   “Johnny cogió su fusil” (1971). El australiano Peter Weir , en 1981 estrenó “Gallipoli”, otra de las grandes masacres de soldados por la ambición y la inhumanidad de los que mandan. Más de 40 mil soldados australianos, británicos, neozelandeses y franceses, fueron muertos en la batalla. En 1964, el cineasta norteamericano Joseph Losey, quien tuvo que migrar de su país debido a  la “caza de brujas” de comunistas  o los que tenían ideas libertarias, realizó en Inglaterra  “Por la patria” (King and Country), ambientado en la Batalla de Passchendaele, donde los británicos y aliados lucharon contra los alemanes por más de tres meses, bajo una lluvia incesante que inundaba las trincheras, por eso, la batalla  también fue conocida como  el “Infierno del barro”. Durante esos combates murieron 300 mil alemanes y 250 mil aliados, con 40 mil desaparecidos. Las ratas recorrían las trincheras y se comían los cuerpos, 90 mil cadáveres nunca pudieron ser identificados. Ese era el clima para que el soldado Arthur Hamp, interpretado por Tom Courtenay, de apenas 23 años, zapatero de profesión como su padre y abuelo, caminara hacia el lado opuesto del campo de batalla, salió a caminar hacia el lado contrario de la guerra. Durante  tres años ininterrumpidos, combatiendo en distintos frentes,  había escuchado el tronar de los cañones, y caminó para no sentirlos más.  Acusado de deserción, cobardía, traición a la patria, el soldado Hamp se va a encontrar frente a un tribunal. Su abogado es un capitán (Dirk Bogarde), que habla de la locura que se apoderó de este muchacho que nunca intentó huir, solamente caminó. Pero la sentencia es la más severa, tiene que ser ejemplificadora,  el soldado debe ser fusilado , y así lo hacen. La historia real,  nos dice que 350 soldados británicos  fueron fusilados por deserción en lo que duró esa batalla.

En las décadas del 40 y 50, el cine bélico norteamericano sobre la Segunda Guerra, exaltaba el coraje de sus soldados, John Wayne y su marines eran el emblema del heroísmo en “Las arenas de Iwo Jima”(1949), o Robet Taylor en  “Bataan” (1943) de Tay Garnett; “Objetivo Birmania”(1945) dirigida por Raoul Walsh, tenía como héroe a Errol Flynn.  El director Samuel Fuller, le puso  gran dedicación al cine bélico entre 1948 y 1963, para  los campos de batalla de Europa filma “The big red one”, a Jeff Chandler lo convierte en el héroe de “Invasión en Birmania”, y a la Guerra de Corea  le dedica “Casco de acero”.

Robert Aldrich, en “Ataque” (1956), plantea la cobardía y la corrupción de algunos oficiales norteamericanos, en 1967, Aldrich, estrena “Doce del Patíbulo”un filme de mucha acción que se convierte en un éxito de taquilla. El desembarco en Normandía en 1944 iba a tener su monumental película en “El día más largo del siglo” (1962), con la dirección de varios directores y un elenco jamás visto , desde  “El Duke” John Wayne, Henry Fonda, Robert Mitchum, Kirk Douglas y otros 50 famosos internacionales. El realizador Sam Peckinpah, en la estupenda “La Cruz de Hierro” (1977), muestra también la vanidad y la cobardía  en los oficiales alemanes capaces de cualquier acto basta conseguir la ansiada cruz al valor.

El actor Audie Murphy, un cara de niño que en 1942 se alistó como infante de marina, cuando aún no había cumplido los 18 años,  se convirtió en  los siguientes dos años en el gran héroe norteamericano, al recibir el mayor número de condecoraciones del ejército de los Estados Unidos, 32 medallas de ese país, , 5 de Francia y una de Bélgica. Entre ellas, la  Medalla de Honor, el máximo galardón militar; dos veces en tres días obtuvo la Estrella de Plata, tres Corazones Púrpura y la Cruz de Servicio Distinguido, la revista Life que lo puso en tapa, comentaba sobre sus  300 misiones de combate, las  tres veces que fue  herido, y el orgullo que sentía toda la nación. Después de obtener la baja en 1945, Murphy, impulsado por James Cagney, otro bajito como él (Murphy medía 1,65 y pesaba 55 kgs.), fue a probar suerte en Hollywood. Y no le fue nada mal, 44 filmes y 33 como protagonista. Su mayor éxito lo tuvo como estrella de  westerns, sin embargo John Huston lo convocó para la adaptación de la famosa novela de Stephen Crane, “La roja insignia del valor” 1951, donde Murphy protagoniza a un soldado, en plena Guerra de Secesión , que huye en la batalla porque siente miedo. Luego, angustiado, buscará obtener una herida, un rojo emblema al valor. En 1955, Murphy se interpretaría a sí mismo en “Regreso del Infierno” (To hell and back), adaptación de su autobiografía, donde la recreación de los hechos reales parecen ficción pura.  Murió a los 46 años en un accidente aéreo,  está enterrado en el exclusivo Cementerio Nacional de Arlington, y su tumba es la segunda más visitada después de la de John F. Kennedy.

Dunkerque

Hollywood, a partir de los 80.

Después de “La  Cruz de Hierro”, “Un puente demasiado lejos” y “El Francotirador” de Cimino, “Apocalypse Now” , (1979) fue el último y el mejor  filme bélico de esa década, y de otras también. En los 80, Oliver Stone se consagró con “Pelotón” (Platoon- 1986) y “Nacido el 4 de julio” (1989) -su trilogía  sobre la Guerra de Vietnam, se iría a completar en 1993 con “El cielo y la tierra”-  mientras que  Kubrick lo hizo  con “Nacido para matar”(1987)  Los 90 tuvieron en “La delgada línea roja” (1998) de Terence Malick, y “Rescatando  al soldado Ryan” (1998) de Spielberg, lo más destacado en el género. Al comenzar el nuevo siglo, Ridley Scott, dirigió “La caída del Halcón Negro”(2001), Michael Bay , la superproducción “Pearl Harbor”(2001), y Clint Eastwood  en el año  2006, produjo y dirigió “La conquista del honor”(Flags of our Fathers) sobre la famosa batalla de Iwo Jima y la foto tomada por Joe Rosenthal, que inmortalizó el momento del alzamiento de la bandera que proclamaba el triunfo de los marines, y de los Estados Unidos. El otro filme de Eastwood, “Cartas desde Iwo Jima” (2006), fue la visión de la batalla desde el punto de vista japonés. En 2009 , Quentin Tarantino estrenó una particular visión de la Segunda Guerra en Europa en “Malditos Bastardos” y recientemente Mel Gibson lo hizo con “Hasta el último hombre”, basado en una historia real sobre un voluntario norteamericano que quiere estar en combate pero no para pelear con un fusil en las manos, sino para ayudar a los heridos.

Seguramente, el cine bélico y su contrapartida, el antibélico, seguirán existiendo por muchos años más, el público suele encontrar, en muchas de estas historias,  las características, el gran espectro de la condición humana, desde la crueldad más despiadada, a la valentía, la bondad y el amor.

 

Artículo de Jorge Luis Scherer-periodista,profesor de literatura y cine- para Ultracine.