Gore, látex y criaturas sobrenaturales desembarcan con el estreno de terror de la semana.
El inicio de “Conjuros del más allá” («The void») no es tímido. Una mujer es quemada viva y un hombre logra escaparse adentrándose en el bosque. Luego será encontrado por un policía (Daniel Carter, interpretado por Aaron Poole) que patrulla de noche la ruta y lo llevará a un pequeño hospital cercano. Sin embargo, una serie de sucesos paranormales comenzarán a quebrar la tranquilidad del lugar. Hombres con túnicas rodean el lugar mientras algunos de los ocupantes del sanatorio comienzan a transformarse en extrañas criaturas con tentáculos.
“Conjuros del más allá” no da respiro. Es una montaña rusa de estímulos. Cada 5 o 10 minutos genera un conflicto que reaviva la narración. Sus mayores logros son visuales y no es azaroso: sus directores, Steven Konstanski y Jeremy Gillespi, tienen una larga trayectoria en el departamento de arte y maquillaje de superproducciones como “Escuadrón Suicida”, “La cumbre escarlata” o “Pacific Rim”.
Infierno cósmico
La atmósfera ochentosa de la película se siente en el látex deliberado de los efectos físicos, en los tentáculos y la sangre que explota contra la cámara, en las escenas que recuerdan a “La cosa” de Carpenter. Es una fiesta para nostálgicos y para aquellos que amen el humor negro y el gore.
Sin embargo, donde más pierde la película es en la construcción de los personajes y el desarrollo del guion. Sabemos que el policía estuvo casado con la doctora Allison (Kathleen Munroe) y que comparten una tragedia. Y conocemos sobre los vínculos entre todos los presentes, típicos de los pueblos pequeños. Sin embargo, la historia parece estar al servicio de la acción trepidante y la estética elegida.
Las influencias del universo de Lovecraft y de películas reconocidas de los 80 nos traerán al infierno mismo donde reina lo sobrenatural y donde no hay demasiadas explicaciones. Y aún sin ellas, la película se disfruta mucho. Se estrena el 3 de agosto, distribuida por Impacto Cine.
